Puede que el estudiar historia esté espoleando malignamente mi instinto imperial pues ya en segundo de carrera ya industrio de forma cada vez más seria mi inminente ascenso al poder. Creciendo en una época de precariedad política, cada vez veo más claro que hace falta un golpe de estado. A poder ser mío. Donde entre en la Moncloa a lomos de un caballo árabe azabache (que resople furioso sin razón cuando acabe cada frase) seguido por un batallón de mis mejores soldados salidos de Dios sabe donde. Desplegaré un pergamino donde expondré todos y cada uno de mis puntos a repasar en el gobierno. Puede que surja algún Gutierrez Mellado que se niegue a rendirme pleitesía pero será sacado a rastras de la sala elegantemente y no volverá a aparecer en escena. Todo el mundo se preguntará si lo maté o lo recluí pero nunca sabrán a ciencia cierta la verdad. Todo pasará a disposición de los archivos secretos del ultraimperio.
Una vez afianzado mi poder, comenzará mi plan político. Invertiré en planes sociales, defensa y policía. La seguridad ciudadana no supondrá problema en el ultraimperio. Cogeré el código civil y la constitución y los renovaré desde cero acorde a la visión del futuro y los tiempos que corren. Corregiré el déficit y la deuda de estado de algún modo (a fin de cuentas soy el ultraemperador por la gracia de Dios). En cuanto a mi política exterior, Portugal pagará caro lo de Cabo Verde. Francia me la guardo para luego. Inglaterra, me molas, tú te sentarás a mi lado en el ultraimperio. ¿Italia?... tienes deuda de estado pero me he alimentado de tus guisos desde pequeño. Serás el cocinero del ultraimperio. Grecia no. Eso sí que no. Lazos al pasado cero. Invasión, capitulación y anexión. Andorra... contigo tengo un plan especial de experimentación genética. Ya verás. Es sorpresa.
Mi política interior será aún más deliciosa. La centralización será mi bandera. Solo el ultraemperador puede hacer lo que le salga del huevo. Tendré una mano derecha aún por decidir que equilibre mi manía de fusilar. También tendré un tipo que toque la trompeta con la melodía del padrino cada vez que firme una sentencia de muerte. Para agilizar el proceso de ejecución dispondré la fabricación de ostentosos cuños de caucho que recen "fuego letal" y "ejecución" para misiones y sentencias respectivamente. Sin embargo llegará el día en el que el trompetista no toque la trompeta cuando deba y sea bronqueado a consecuencia para suicidarse a posteriori. Al fin y a la postre, nadie aguanta una bronca del ultraemperador. Los zurdos serán perseguidos y recluidos en un campo de trabajo. Como siervos de satán no gozarán de derecho alguno y podrán comprarse en la plaza redonda al peso. La esclavitud de razas no se contemplará. Sin embargo la tortura volverá a las calles solo ejercida por los altos comisarios que gozarán de la plena confianza del ultraemperador. Las mujeres obtendrán la igualdad ansiada durante siglos a nivel laboral y social. Gracias a los millones de parados de España, se abrirán las nuevas cárceles para zurdos y pelirrojos emplazadas en distintos puntos de la península. Cataluña conseguiría su independencia y a los dos años como país correría el riesgo de ser invadida. Invadida por el ultraemperador. Cuño de ejecución en el aire. Capitulación y anexión.
Hay algunos puntos por repasar. Pero este es a resumidas cuentas mi plan de gobierno. Solo pido plena obediencia y prometo una represión cada año para animar vuestras aburridas vidas. Puede que algún pacifista y fumahierba se rebele contra su majestuosidad (yo) pero será regalado en esclavitud por sorteo en la próxima gala benéfica del ultraimperio.
El ultraemperador de los españoles os desea un buen día y os llama a las armas. Sino hoy, mañana.
jajjajajaj, pobre zurdos!
ResponderEliminarOye, y a mí que? Me ibas a dar un cargo especial e.e
Tú ultra emperatriz! Te parece poco? :P
ResponderEliminarEh! Que yo soy zurdo, pero utilizable para algo más que esclavo en tu nuevo orden!
ResponderEliminarEncima que yo te apoyaría quieres eliminarme...
menos mal que ni soy zurda,ni pelirroja jajaja,
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