viernes, 30 de abril de 2010

El segundo de la tarde

Tiempo ha pasado desde que el matador, José Tomás fue ensartado cual brocheta por el segundo animal de la tarde. 15 centímetros de cornada en el muslo izquierdo que le atravesó la femoral y casi le cuesta la vida. No les ha faltado tiempo a los amantes de los animales para frotarse las manos y rezar a un Dios en el que nunca creyeron por la muerte del diestro.
Aquí el señor se declara antitaurino y debo admitir que me parece un espectáculo bárbaro y una tradición digna de los más oscuros años del medievo. No obstante, el desear la muerte ajena es si cupiese una costumbre igual de primitiva. La ley del Talión tiene algunas virtudes por las cuales yo presumo de abogar. Sin embargo tiene un contra muy flagrante que es el siguiente. Cuando decides vengarte y actuar de la misma forma que aquel que te ha causado semejante mal pierdes la licencia de juzgar y creerte superior a tu atacante. Eso es justo lo que está ocurriendo en las calles con el riesgo de muerte del diestro. La gente que tan civilizada se cree censurando los toros, llamando asesinos a los que los torean y demás ahora sube fotos a las redes sociales haciendo gala de su pasión antitaurina mostrando la imagen de la cogida. Damas y caballeros, amantes de los animales, ¿Qué derecho tenéis a lapidar a un asesino si vosotros celebráis y os alegráis por su muerte?
Llegará un día en el que los toros solo se puedan apreciar en los prados de las Castillas y los toreros trabajen en algo útil pero dudo que algún día la hipocresía sea erradicada de este mundo en el que cada vez brillan más las opiniones de los idiotas.

viernes, 23 de abril de 2010

Sálvame... en serio


Cada vez que encendía la televisión sentía ganas de llorar y agradezco a Dios que me haya pillado el apagón analógico. No sintáis lástima por mí pues con megavideo soy doblemente feliz y no tengo que aguantar fantoches ni engendros de la naturaleza.

Estoy hablando como no de todos y cada uno de los programas del corazón y realities que nadie debería admirar o siquiera ayudar a que se lucren de nuestra ignorancia. Abramos los ojos. Son personas que de estar fuera de una pantalla y expeler semejantes críticas contra algún ser querido habrían sido despellejadas en la plaza del pueblo hace mucho. Seres repugnantes, malditos parásitos de la estolidez humana yo os maldigo. A estas alturas del despotrique sabréis a qué tipo de humus me refiero. A aquellos que se alimentan del mal ajeno y de vidas que no son la suya. Esa, amigo lector, es la definición de parásito. ¿Qué mejor exponente de este circo de payasos modernos que el infame e irreductible Sálvame? Con su plantel de tarados bailando al son del dinero. Es imposible visionar las interminables 5 horas que dura el “show” y, de poder hacerlo, te sugiero que sopeses el irte a una cueva lejos de una sociedad que se afana por prosperar.

Me crea una nociva acidez el simple hecho de escuchar la risa de una petarda en el autobús mientras su amiga imita a su ídolo: Belén Esteban. Una persona sin virtud ni beneficio que no tiene cultura alguna ni ganas de adquirirla con el dinero que gana. Impartiendo clases de Historia y restándose dignidad a cada palabra que escupen sus labios. Madre coraje. No más que el resto de madres solteras de España que además no tienen el privilegio de poder chupar del bote como tú. Humillando a su hija con cada testimonio que levanta y todo gracias a que supo abrir las piernas cuando debió. No es divertido observar a una pobre imbécil manipulada por su propia cadena y ver como se consume poco a poco bajo el peso de su propia ignorancia. Sin embargo, aunque el animal más ridículo del rebaño no es ni mucho menos el peor pues más vale ser ridículo y no ser lo suficientemente inteligente para poder expresar maldad, que ser brillante y emplear tu mente para el mal.

Hablo sin lugar a dudas de Jorge Javier Vázquez. Ese maldito hipócrita. Mosquito cojonero de España. Una persona a la que no te querrías cruzar sino para cruzarle a él la cara. Cada vez que te veo salir por la tele me dan ganas de irme a vivir a Portugal donde solo hay toallas y… y portugueses. Pero peor aún que tus habilidades nefastas para presentar es la maldad de la que haces tanta gala. Maldito sátrapa. El poder te lo damos aquellos a los que calumnias. Te he visto dinamitar la reputación de cientos de personas a lo largo y ancho de tu estela de vileza. Pero no es tan divertido cuando le pasa a uno¿verdad? Miguel Ángel Rodriguez, alias “El Sevilla” pagó caro el meterse contigo y decir lo que toda España piensa. Pedías 40 millones de pesetas y no te llevaste ni la mitad pero aún así es horrible el contemplar impotente el poder de los injustos. No quiero que se interprete esta agresión como un ataque contra el colectivo gay pues últimamente todo se toma por ofensa. Conozco personas homosexuales maravillosas pero tú… tú eres la vergüenza. La oveja negra del rebaño. La manzana más podrida del lugar. Solo espero vivir lo suficiente para verte caer con todo el equipo y sufrir las consecuencias de una vida de malignidad, maledicencia y oportunismo. Condenada rata, quien a hierro mata, a hierro muere.

Karmele Marchante, otra mamarracha. Dices ser periodista como toda la basura que te rodea. Los periodistas de verdad están haciéndonos saber noticias que realmente cambian el mundo. ¿A quién le importa si vas a trabajar con bolas chinas dentro de la vagina? Que por cierto no visitaría ni bajo nómina. Tu incursión nefanda en la televisión española con tu temazo “Soy un Tsunami” ha dejado un estigma en la cara del mundo de la comunicación. Cierto que el certamen de eurovisión es lo más arcaico, desfasado y hortera de nuestros días y me la trae al pairo quien vaya. Pero desde luego me niego a que remuevas cielo y tierra para reclamar un derecho que tú misma has enterrado. Por otra parte tu vena feminista me repugna. Y no se asuste lector. No soy uno de esos machistas del siglo pasado. Pero no tolero el sexismo. Ni por un lado ni por otro. Ya que hay inútiles en un sexo como en otro. Mírate a ti, Karmele. Eres mujer y no sirves ni para estar escondida y por otro lado trabajas con un hombre que no merece ni piedad.

Lo sé. Me he cebado. Pero con seres rastreros y chupa sangres únicamente vale la más lapidaria de las sentencias. Ahora me voy a contar las monedas de mi hucha esperando la demanda pero, de perdidos al río. Espero que toda vuestra maldad se os vuelva en contra y perezcáis bajo la misma espada que os ha encumbrado.

martes, 6 de abril de 2010

Hija de alguien

¿Qué nos está pasando? El ser humano se encarga de crear nuevos límites de su propia vileza. La muestra más reciente de ello es la mediática y triste muerte de Cristina Martín en el pueblo toledano de Seseña. Su (presunta)asesina, Patricia, compañera de clase de Cristina concertó una cita con la víctima para enfrentarse en una pelea. La riña dio un giro desafortunado y terminó con el último aliento de la muchacha de tan solo 14 años de edad. Según aseguraba la prensa de ayer, Cristina no se dejaba amedrentar facilmente debido a su fuerte caracter y por ello acudió a la cita. Mi caracter es muy similar y soy muy consciente de que el orgullo es un gran defecto. ¿Acaso es un defecto tan grave a pagar con la vida? En una escala de valores el asesinato me parece mucho más bajo que la actitud desafiante.
El caso de Cristina Martín ha dejado una cicatriz en el rostro de Seseña y ha destrozado a una familia entera para el resto de sus vidas. Unas vidas que Cristina no podrá presenciar. Según parece, la pena máxima para los criminales menores de 18 años y mayores de 14 es una simple internamiento en un centro de menores durante un mínimo de 3 meses prorrogables a 6. Que poco valoramos el dolor humano. Cristina vio como su vida terminaba por no arrugarse ante un monstruo y ahora su familia llora su ausencia mientras su asesina se prepara para afrontar una pena que ralla en lo risible. Dentro de 6 meses (siendo optimistas) Manuel seguirá llorando a su hija y Cristina Martín no habrá retornado de su injusto destino y el engendro que la sepultó paladeará una tarta de fresa al sol, respirará aire fresco y sentirá el calor del abrazo de alguien.
Ayer al mediodía se celebró el sepelio de Cristina. No creo que nadie se haya atrevido a decirle a la familia que la persona que les arrebató a su querida niña ha recibido lo que merece. Dudo que alguien en este país continúe diciendo que los menores no tienen consciencia. Yo tuve 14 años y nunca he visto mis manos tintas en sangre. ¿Cuestión de educación? NO. Cuestión de elección.