“Escucha muchacha. Sé que puedes oírme. Sé que puedes oírnos. Somos los que hacen que temas la oscuridad. Que se te encojan las entrañas cuando estás sola. Es hora del cuento, princesa. Vives en un mundo podrido. Repleto de vileza y tenebrosas intenciones. No necesito que me hagas caso. Empiezas a notarlo. Disfruta de tus mantas de dibujos animados y tus peluches mientras puedas. Tarde o temprano se marchitarán. Al igual que tu alegría cuando descubras que cada persona que se acerque a ti será para conseguir algo a cambio y que, de no obtenerlo, devorará tu cuerpo y tu mente hasta lamer los huesos en la parte más profunda de su cueva. Los chicos buscarán tu flor para arrancar cada pétalo sin gozarlo y las chicas envidiarán tu belleza y tu éxito en el colegio. No dudarán en chafar cada sueño que te atrevas a emprender. Sé lo que estás pensando. Mis padres me blindarán las espaldas ¿Crees que estarán para protegerte siempre? Más espejismos. Perros con diferente collar. No son quienes dicen ser. Siempre tan sonrientes y felices. Empiezas a percibir que tu padre bebe y que tu madre es una fracasada que le consiente y espolea sus vicios que no son pocos. ¿Por qué lo hace? Porque así no le grita. No son diferentes a quienes temes. Solo se desviven patéticamente por protegerte hasta que puedas enfrentarte al exterior. No saben una cosa. No saben que nadie es capaz de enfrentarse al exterior. Todos y cada uno fenecen bajo el peso de la falta de escrúpulos del homo sapiens. Sin embargo, a pesar de su protección hoy has sido mala ¿no es así? Has mirado la tele demasiado tiempo. Has visto cosas que no deberías haber visto asustada conejita. Una anciana en Madrid murió la semana pasada. Hoy han encontrado su cuerpo devorado por sus propios gatos. Sus hijos no notaron su ausencia. Un hombre asesinó a su amada esposa a golpes por un móvil pasional. Demasiado amor junto ¿No crees? Ese es el mundo que te espera con los brazos y las piernas abiertas. Esperando que te amorres a su abotagado pezón y chupes cada gota que rebosa antes de que lo hagan otros. Pero no eres así. Eres una estúpida niña que se siente mal con el dolor ajeno. No sabes aprovecharte de los demás ni de tu posición. Por tus principios vives y por tus principios caerás. Sabes que es hora volar y de abandonar el cálido nido. Cuidado dulce niña, no tardarán en dispararte los cazadores. Acabarás formando parte de la misma espiral. Una espiral de odio y falsedad que nadie puede eludir. Solo podrás ayudar a que gire más deprisa pues cada persona que ha escogido correr a contracorriente ha sido absorbida por la espiral y es pertinentemente castigada por su ingenuidad dejando atrás sus valores. Todos desaparecen bajo la influencia de aquellos que los perdieron hace tiempo. No te creas mejor que los que te rodean desde tu trono moral. Abraza tu condición humana. Lánzate desnuda e indefensa al lado sombrío de la conciencia. Ahora toca jugar. Disney era un buen jugador en la teoría pero la práctica toca a tu puerta. Yo soy tu maestro en la práctica preciosa. Soy la voz que nace de tu almohada, de tu armario, de debajo de tu rosado camastro virginal. Coge mi mano y te enseñaré donde acaba la espiral oscura”
“¡Mamá! Hay un monstruo en mi habitación que me da mucho miedo…”
“Lo sé, hija. Se llama adolescencia”
“¡Mamá! Hay un monstruo en mi habitación que me da mucho miedo…”
“Lo sé, hija. Se llama adolescencia”
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