miércoles, 14 de julio de 2010

Arriba y abajo

Hoy,vuestro querido escritor amateur no encontró nada que hacer un miércoles por la tarde así que consideré que era buena idea el lanzarme desde la azotea de mi casa. Al llegar al cielo me recibió San Pedro tirando por tierra todos mis ideales agnósticos. Era un señor de los que se visten por los pies. Con su barba impoluta y sus sandalias pulidas hasta lo indecible, su manojo gigante de llaves colgando de su cinto y una sonrisa digna del mejor anuncio de dentífrico. No parecía sorprendido. Sin embargo yo miraba a mi alrededor preguntándome que mano me había llevado hacia lo más alto y no hacia abajo como siempre había supuesto. Sobre su mesa de ébano descansaba una carpeta de cartón inusitadamente brillante y perfecto con una serie de papeles ordenados sobre ella. Los hojeó durante unos segundos antes de levantar la mirada y observarme de hito en hito. Me avergoncé de mis vestimentas destrozadas por mi caída legendaria. Crucé mis brazos en un vano e instintivo intento de ocultar mis trapos. Tamaña sorpresa recorrió mi cuerpo cuando descubrí que mis ropajes habían sido sustituidos por una túnica blanca que deslumbraba a quien se atreviera a mirarla. En mi pecho relucía una chapa que rezaba "candidato".
"Aquí no consta que debieras llegar tan rápido Vicente"
"Me extraña que tengáis un registro en el que conste yo"
"Ay hijo... puede que tú no creas en tu Señor, pero él siempre ha creído en ti"
Engullendo el sarcasmo que intentó moldear mis labios a su antojo no pude sino sonreír como cuando un pariente a quien hace años que no ves te dice que se alegra de que estés bien. Para eludir la cuestión de la sagrada pleitesía inquirí sobre las prestaciones que ofrecía el cielo en comparación con la tierra.
"Bueno-dijo aclarándose la garganta- al ser un reino espiritual no conocemos las fronteras ni los límites. Todo cuanto quieras lo tienes solo con desearlo. Campos llenos de frutos deliciosos, opíparos banquetes de los que no te sacias hasta que así lo anhelas, bellas mujeres a tu disposición que nunca declinarán una oferta que les hagas... Por otra parte el conocimiento eterno. Podrás aprender cualquier cosa que suscite tu curiosidad con nuestro servicio de inyección cognitiva y al instante. Y desde que instalamos el canal digital para disfrute de nuestros usuarios somos el destino más demandado. Tuvimos una pugna con el limbo hace unos años con tanto hippie que no bautizaba a sus hijos y tanta madre soltera, lesbiana, atea y abortista. Pero ahora todo va mejor. Tenemos una clientela satisfecha y fiel que nos corresponde con su amor y respeto. La eternidad nunca se antojó tan apetitosa"
"Vaya, Peter... -musité yo paladeando las mieles de la eterna saciedad- Sabes vender lo que vendes. No obstante, soy un hombre complicado. Adoro lo fácil solo porque me parece difícil de encontrar. El hecho de obtener lo que busco cuando quiera es una idea prosaica del dinero terrenal. Además no soy hombre de opulencia"
"Puedes hacer tu eternidad más complicada si así lo deseas"
"Ya, pero el hecho de que se cosifique todo cuanto mi mente formule hace de mi vida algo predecible"
"Bueno, no sería tu vida. Sino tu muerte"
"Me he tirado de un sexto piso para ver que pasaba Peter. No me vengas con tecnicismos. ¿Te molesta que te llame Peter?"
"Aquí nadie se molesta por nada. Puedes expeler las chanzas que quieras. En los aledaños del señor no existe la rabia"
"Pues que divertido..."

Fui conducido al interior en un tour gratuito para probar las instalaciones en mis propias y difuntas carnes. Visité el centro espiritual donde se reunían los caídos a comentar sus lances de cuando vivían pues, ¿qué podían contar de su otra vida que los otros no imaginasen? Al detectar mi morro torcido, San Pedro me apartó de las miradas inquisitivas que recibía mi chapa de "candidato". Al otro lado de la plaza central se hallaba el centro de concubinato. Un paraíso sexual repleto de imaginaciones materializadas por las mentes más reprimidas de la historia. Pregunté por el lugar y San Pedro sonrió para sus adentros. El Señor pasa inspección cada mes, explicó, y cuando eso ocurre escondemos el centro de concubinato pues no es de su agrado pero los ángeles y el resto del personal opinaron que los fenecidos merecen una alegría por su vida de represión carnal y abstinencia. Pero aún a pesar de lo completito que estaba el paraíso no vi ningún bar cerca. Pregunté por si había una zona en la quinta nube a la izquierda o algo similar donde el aire estaba hecho de cerveza. San Pedro se rió y me negó categóricamente mis esperanzas. El alcohol, aún a pesar de la permisividad del personal, estaba completamente prohibido. Cuando me recuperé del mareo continuamos el paseo a lo largo de unos jardines inmensos de densidad floral perfecta y bellos animales que no se mostraban hostiles ante las visitas. De antuvión, el escenario mutó. Las flores perecieron y los animales comenzaron a pelear entre si. San Pedro se alarmó llamando a todo el mundo a la calma. Pregunté acerca de lo que había ocurrido. Al parecer mis pensamientos se habían materializado haciendo de la perfección algo vacío y aburrido y dejando entrever la delicia de la complicación.

Al acabar el recorrido me metió en un despacho donde sacó mi expediente. Abrió el libro y comenzó a sacar más hojas de las que allí había en un principio. Todo tan perfecto como siempre. Brotaron fotografías y conversaciones literales que me hicieron sentir violado y profanado en mi intimidad. Sin embargo pude recordar vivamente ciertas experiencias agradables y otras no tan agradables.
"Aquí no os aburrís con tanto cotilleo ¿verdad?"
"No mucho. Siempre tenemos lo que deseamos"
"Si, eso he oído últimamente"
"¿Sabes por qué estás aquí?"
"No"
"Pues lo cierto es que yo tampoco. Has sido egoísta, grosero con quien no te importaba, irresponsable, te hemos oído blasfemias que resonaron por los foros del cielo durante meses, has tenido pensamientos impuros para ocupar cien vidas. No te he visto rezar desde la primera comunión, te burlas de todo aquel que se acerca a ti, les gastas bromas pesadas y nunca perdonas un error pero al parecer el Señor te quiere para algo que aún desconozco"
Parece que no todo es tan perfecto en las villas del creador.
"Mira, Peter. ¿No tendrías un folleto del infierno por ahí?"

1 comentario:

  1. Jaja ¿pero como puedes ser tan idiota?
    Me encanta el final!
    En serio, rellenas mi tiempo libre con estas tonterias. Bueno y con las otras muchas que tienes! jiji

    te quieroo :)

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