El cielo ruge y mis paredes tiemblan ante su poder. Las noches como esta me hacen sentir indefenso y a la par unido más que nunca a mi hogar. El constante golpeteo de las gotas de lluvia sobre el cristal de mi ventana consiguen que piense mi vida y en los caminos que ha seguido... Me hacen reflexionar. Incluso más que de normal. Soy un hombre de tópicos. Si tuviera un jersey de cuello alto me pondría en el balcón tomándome una taza de chocolate mientras veo el agua caer. Sin embargo, aquí estoy. Arriesgándome a morir calcinado por un relámpago que cruce mi ordenador y llegue hasta mí. Solo por confesaros mis irrisorios duelos internos.
El mayor relámpago que pueda llegar a imaginar la madre tierra acaba de caer frente a mi ventana. Es hora de cerrar el chiringuito y dormir hipnotizado por el sonido de los elementos. Mañana, amaneceré con el olor a humedad y rocío que tanto me embriaga para al poco lamentar que a los pocos días habrá que volver a la rutina.
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