¿Quién diablos se cree esta chica? Desde que cree el Golfo soñé con que la actualización número 100 estaría reservada para el relato más sangriento, aberrante, degenerado y triste de la historia. Ahora resulta que mis planes han cambiado. Ahora resulta que me apetece escribir la historia más bonita, profunda, sincera y alegre de la historia. Y todo por ella. Porque lo merece. Una vez más me pica la pregunta ¿Quién diablos te crees?
Siempre me consideré un tipo solitario. Que no necesitaba la compañía de nadie para caminar por mi propio camino. En mis cautos e ignorantes quince años me creía un tío duro. De los que buscaban pelea, que apartaba a la gente de su lado, que consideraba que ser chulo era la mejor carta que tu baraja podía tener. Ese tipo de tíos a los que apetece relajar con un bate. Durante años consideré que mi coraza era una elección acertada. Al menos eso pensé hasta que llegó ella. Ella hizo temblar cada uno de mis cimientos, mis convicciones se fueron al traste. Sabía que mi actitud me había costado mucho en el pasado y aún así no me importaba. Solo el perderla a ella me parecía una pérdida real. Por ello, me hizo cambiar. Se acabaron las peleas, los días de odio y rabia, los días solitarios y vacíos. Solo porque me hizo cambiar con su sonrisa. Me hizo un blando, alguien fácil de conocer y que sabía preocuparse por alguien que no era él. Me reconstruyó desde el barro por así decirlo y me hizo un hombre nuevo y mejor. De nuevo ¿Quién diablos te crees?
El tiempo pasó y el calor de su cariño comenzó a resquebrajar la piedra de mi alma. Nuestros encuentros tenían el sabor agridulce que en el paladar deja lo prohibido y a la vez posible. Ambos con pareja justa y actuando como un par de imbéciles. Un par de imbéciles enamorados. La verdad acabó por imponerse y ambas relaciones se rompieron para nuestra suerte. No fue hasta el día 5 de enero cuando mis labios reunieron los redaños que mi alma no pudo amasar. Desde aquel furtivo beso mi mente no ha conseguido esquivar las curvas de tu cuerpo. Escribía tu nombre como un idiota en cualquier superficie lisa que mi pluma encontraba. Tu fragancia me sorprendía en lo más oscuro de la noche recordándome lo que sin mucho mérito me había ganado. Comencé a entender las ñoñerías no aptas para diabéticos de las películas de Sandra Bullock. Me enseñaste lo que era querer de veras a alguien solo con palabras y algún que otro roce para que vamos a engañarnos. Me enamoraste como solo pensé que era posible en los cuentos para niñas. Reitero ¿Quién diablos te crees?
Dicen que tras la tormenta siempre viene la calma. Estoy de acuerdo pero añadiendo un agorero detalle. Tras la calma, también viene otra tormenta. Los vientos más fuertes comenzaron a sacudir nuestra unión. Se afanaron en saquear el baúl de la confianza que tanto nos costó llenar. Cuando pudimos ver el fondo desolador del arcón decidimos que nuestros caminos merecían bifurcarse. Durante ese tiempo me convertí en la antítesis del hombre que siempre desee ser. Muté en un monstruo sádico y cruel que disfrutaba con su dolor. Dios quiera que no vuelva a asomar su cabeza por estas tierras. Sin embargo, todo era fachada. Todo lleno de engaño. Por muy dura que fuera la portada, las páginas estaban hechas trizas. A pesar de todas las palabras dolientes y los errores mutuos no pude borrarte de mi mente. Otra vez ¿Quién diablos te crees?
Ahora el ciclo vuelve a un punto que jamás debió a abandonar. Vuelvo a coger su mano, a besar sus labios y a sentirme completo. Sé que no existen los caminos largos y tortuosos a su lado. Sé que mi mente se convierte en un laberinto retorcido cuando sus recuerdos no la llenan. Sé que las paredes se me caen encima cuando ella no está para aguantarlas. Todo era más sencillo cuando mi vida se basaba en la más plena solitud y los puños en las mejillas. Ahora te pregunto ¿Quién te crees que eres? Yo os diré quien se cree. Se cree la verdad. Se cree la persona más importante de mi vida. La verdadera intocable de mi mundo. La guionista de mis sueños de futuro. Se cree alguien a quien protegería hasta que me faltase la sangre en el cuerpo. Se cree alguien a quien le debo el sonreír de forma sincera. Se cree la chica que cogió a un patán y lo convirtió en un hombre. Ella es Bárbara Moreno Navarro, la princesa de mi reino. La única persona a la que he amado de veras. Y eso no lo volverá a cambiar nadie.
Siempre me consideré un tipo solitario. Que no necesitaba la compañía de nadie para caminar por mi propio camino. En mis cautos e ignorantes quince años me creía un tío duro. De los que buscaban pelea, que apartaba a la gente de su lado, que consideraba que ser chulo era la mejor carta que tu baraja podía tener. Ese tipo de tíos a los que apetece relajar con un bate. Durante años consideré que mi coraza era una elección acertada. Al menos eso pensé hasta que llegó ella. Ella hizo temblar cada uno de mis cimientos, mis convicciones se fueron al traste. Sabía que mi actitud me había costado mucho en el pasado y aún así no me importaba. Solo el perderla a ella me parecía una pérdida real. Por ello, me hizo cambiar. Se acabaron las peleas, los días de odio y rabia, los días solitarios y vacíos. Solo porque me hizo cambiar con su sonrisa. Me hizo un blando, alguien fácil de conocer y que sabía preocuparse por alguien que no era él. Me reconstruyó desde el barro por así decirlo y me hizo un hombre nuevo y mejor. De nuevo ¿Quién diablos te crees?
El tiempo pasó y el calor de su cariño comenzó a resquebrajar la piedra de mi alma. Nuestros encuentros tenían el sabor agridulce que en el paladar deja lo prohibido y a la vez posible. Ambos con pareja justa y actuando como un par de imbéciles. Un par de imbéciles enamorados. La verdad acabó por imponerse y ambas relaciones se rompieron para nuestra suerte. No fue hasta el día 5 de enero cuando mis labios reunieron los redaños que mi alma no pudo amasar. Desde aquel furtivo beso mi mente no ha conseguido esquivar las curvas de tu cuerpo. Escribía tu nombre como un idiota en cualquier superficie lisa que mi pluma encontraba. Tu fragancia me sorprendía en lo más oscuro de la noche recordándome lo que sin mucho mérito me había ganado. Comencé a entender las ñoñerías no aptas para diabéticos de las películas de Sandra Bullock. Me enseñaste lo que era querer de veras a alguien solo con palabras y algún que otro roce para que vamos a engañarnos. Me enamoraste como solo pensé que era posible en los cuentos para niñas. Reitero ¿Quién diablos te crees?
Dicen que tras la tormenta siempre viene la calma. Estoy de acuerdo pero añadiendo un agorero detalle. Tras la calma, también viene otra tormenta. Los vientos más fuertes comenzaron a sacudir nuestra unión. Se afanaron en saquear el baúl de la confianza que tanto nos costó llenar. Cuando pudimos ver el fondo desolador del arcón decidimos que nuestros caminos merecían bifurcarse. Durante ese tiempo me convertí en la antítesis del hombre que siempre desee ser. Muté en un monstruo sádico y cruel que disfrutaba con su dolor. Dios quiera que no vuelva a asomar su cabeza por estas tierras. Sin embargo, todo era fachada. Todo lleno de engaño. Por muy dura que fuera la portada, las páginas estaban hechas trizas. A pesar de todas las palabras dolientes y los errores mutuos no pude borrarte de mi mente. Otra vez ¿Quién diablos te crees?
Ahora el ciclo vuelve a un punto que jamás debió a abandonar. Vuelvo a coger su mano, a besar sus labios y a sentirme completo. Sé que no existen los caminos largos y tortuosos a su lado. Sé que mi mente se convierte en un laberinto retorcido cuando sus recuerdos no la llenan. Sé que las paredes se me caen encima cuando ella no está para aguantarlas. Todo era más sencillo cuando mi vida se basaba en la más plena solitud y los puños en las mejillas. Ahora te pregunto ¿Quién te crees que eres? Yo os diré quien se cree. Se cree la verdad. Se cree la persona más importante de mi vida. La verdadera intocable de mi mundo. La guionista de mis sueños de futuro. Se cree alguien a quien protegería hasta que me faltase la sangre en el cuerpo. Se cree alguien a quien le debo el sonreír de forma sincera. Se cree la chica que cogió a un patán y lo convirtió en un hombre. Ella es Bárbara Moreno Navarro, la princesa de mi reino. La única persona a la que he amado de veras. Y eso no lo volverá a cambiar nadie.
oh...
ResponderEliminarNo tengo palabras, te lo prometo. Es lo más precioso que he leido :$
Me encanta, ME ENCANTA!
Muchísimas gracias Vicente :$
Te quiero más que a nada, jope:$(L)
Sabes de sobra desde el primer día que te ví mi pensamiento y mis ideas que tuve..
ResponderEliminarTe adoré desde que eras mi amigo, te adoro ahora y te adoraré siempre. Eres increible, tanto tus escritos como tu forma de ser, y eso es lo que me enamora de tí. Me enamoras todo tú.
Te amo, más que a mi vida en este mundo y desde que te conocí, ha sido así, imagínate cuando pase mas tiempo :)