viernes, 10 de septiembre de 2010

El laberinto de Norman

"13 de enero
Susan ha vuelto a deambular por la zona central del laberinto. Ayer derramó su última lágrima. Ahora se muestra como una mujer fuerte. Algo bastante revelador puestos a mirar el lado positivo de este viraje del destino. No obstante, continúa tan perdida como el primer día. Hoy sin ir más lejos se ha cruzado con Lucil. Aquella niña que yo mismo cree para que Susan no se sintiera sola. Pero algo me forzó a hacer de Lucil alguien inestable en grado sumo. Intentó degollar a Susan con las tijeras con las que ella misma se estaba cortando el pecho. Aún con ello, la niña supo esquivar el ataque y arrebatarle las tijeras a la loca de Lucil. Una escena dantesca y satisfactoria a la sazón. [...] Durante la sesión nocturna, Susan se permitió unos minutos de sueño y me dio tiempo a diseñar una nueva sala junto a ella. Al despertar se desperezó, mesó sus cabellos azabache y se metió en la nueva sala. Ante ella se abrió un escenario de ensueño. Un mesón alargado repleto de los más deliciosos manjares que una persona pueda imaginar. Al hincarle el diente a una enorme tarta de melaza chasqueé los dedos y el pastel mutó en una infame masa de ceniza que no tardó en vomitar. Al morder una manzana del bouquet de fruta se llenó de gusanos que le bailaron sobre la lengua hasta que los escupió con angustia. Arrojó la manzana contra la pared y volvió al laberinto. Pobre Susan...

14 de enero
La mañana trajo una Susan apática, rendida, con escasas ganas de explorar. Mandé a Morgan de nuevo a que la animase. Su chistera y su esmoquin rojos desentonaban siempre con las grises paredes de los alargados pasillos y sus baldosas violetas y negras. Usando su bastón de marfil comenzó a pinchar la espalda de la niña con una sádica sonrisa en la cara. Susan le atacó como era usual en las últimas sesiones. Pero Morgan trascendía de la corporeidad y la pequeña trastabilló estrellándose contra los azulejos. Salió corriendo mientras sentía la impotencia sacudir su corazón. Estuvo chocándose durante horas contra los callejones sin salida del laberinto hasta que encontró una sala abierta. En ella, cinco personas se hallaban en torno a una mesa. Una sentada y otra de pie de forma rítmica. Todas portaban máscara y parecían esperar a la niña. Susan no tardó en preguntar sobre su identidad. Todos los presentes se quitaron la máscara mostrando así sus desfigurados rostros, sus afilados colmillos y sus pieles macilentas. Al reír todos comenzaron a expectorar sangre bañando el luminoso rostro de la chiquilla que no tardó en huir despavorida.

15 de enero
En recompensa por el día 100 de su reclusión, he decidido darle la llave maestra a Susan de todas y cada una de las salas. Por vez primera se ha dirigido a la zona inferior del laberinto en contra de mis indicaciones que interpretó como una especie de psicología inversa. [...] Los pasillos comenzaron a llenarse de gritos de dolor y lamentos ancestrales. Figuras invisibles le tocan jugando con sus sentidos y su terror. Les conozco. Son seres sin remordimientos repletos de maldad. Usaron a Susan para saciar su diversión para, tras horas, acabar con su joven y torturada vida. Que Dios guarde su alma."

Hace tiempo aconsejé que al recluso Norman Taylor se le entregase un diario con el que desahogarse. Pasados los días debería recabarse toda información posible y hacer una evaluación razonable de su avance. Muy a nuestro pesar, el hallazgo ha sido desolador. Esperamos a que Norman durmiese para arrebatarle el diario pues el descubrir que le estábamos espiando habría desencadenado una espiral de desconfianza en su mente. Tras leer las cien entradas a cada cual más aterradora he concluido que Norman Taylor no ha sufrido recuperación alguna. Sigue disfrutando con el dolor humano y usando sus capacidades de manipulación en su favor. Aún así, la estrategia seguida no ha sido en vano. Al fin hemos podido dilucidar la causa del laberinto de cartón que lleva consigo a todas partes. Por mi parte he conseguido acercarme más a los entresijos de la psique del paciente. Norman ha creado un mundo paralelo en el que alguien tiene el poder supremo, donde hay una persona tan perdida y asustada como él y donde cada elección supone un daño inesperado. Tal y como él debe ver el mundo real. Es aterrador contemplar la racionalidad que puede existir dentro de la locura.

Diario del doctor Richard Allen, director del psiquiátrico Redwood

3 comentarios:

  1. Madre mía, me ha encantado te lo prometo!
    Uno de los mejores.. Normal que me encante la psiquiatría y odie la psicología ... ;)

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  2. La que vomita casi soy yo con la primera entrada del diario! xD
    Me gusta el final y mucho forastero! :)

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