Buenas noches, jinetes de la lectura. Una madrugada más os abro mis puertas para daros a conocer la situación tan desagradable en la que me encuentro. Dentro de 7 horas tengo un duro examen de geografía. Uniendo cabos sabréis el por qué de mi mermada inspiración estos últimos días. Si señor. Vuestro humilde escritor se había remangado las calzas y se había puesto a estudiar como un campeón. Sin embargo, mañana acaba todo. Las noches volverán a esbozar en mis labios la más tierna de las sonrisas y la caída del sol no volverá a inspirarme pereza.
Se acabaron las corrientes termohalinas, los escudos tectónicos y los zócalos cubiertos. Ahora se abre la veda de la vagancia suprema. Mi verdadero reino. La arena en la que realmente batallo con bravura. En la que no me amedrento ante cuatro letras cochinas. No obstante, este sádico reino del estudio no ha tocado a su fin. Aún le quedan coletazos que asestar pero os prometo que me mantendré indemne. El Golfo volverá tan cabrón como siempre para luchar un día más y seguir cumpliendo con esta creación de la que solo yo soy responsable. Mil disculpas por estos días de inactividad (o de actividad pobre) y una reverencia.
Vicente Balaguer
tienes un morro que te lo pisas
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