En épocas de exámenes no solo prima la buena letra, la responsabilidad, los post-its, los subrayadores y la mala comida. De vez en cuando salen a la luz temas de interés. En uno de los descansos debatía con unos amigos los pros y contras de la promiscuidad y lo que ahora se conoce por buena vida. Al dulce paso de una cría solo se ha escuchado la caída de nuestras mandíbulas contra el pavimento. Actitud conocida aunque primitiva. De esta premisa que aquí les expongo ha surgido el debate.
No ha faltado mucho tiempo para que se me tilde de homosexual por no saber separar el plano emocional del físico. ¿Qué le vamos a hacer, queridos lectores? Vuestro querido bloggero es un antiguo. De los que sería feliz levantándose el chambergo ante dos damas y mirando su reloj de bolsillo para no llegar tarde a coger el expreso de las 5. No me gustan las prisas, no me gusta la presión. Cada cual que juzgue lo que quiera. Mis amigos, defensores a muerte del carpe diem, abogan por una vida más libre y relajada de prejuicios. El problema que veo en esa vida es que no veo esa chispa especial que tanto me encandila de una persona. Cada día es igual que el anterior y cada persona es una réplica de la anterior. Recuerdan pechos, no nombres. Recuerdan posturas, no vidas. Eso es algo que yo jamás podré compartir o entender. Si una mujer me tiene en vilo necesito saber de ella, saber si le ha ido bien el día y si le ha ido mal intentar colaborar. Esta ideología no me ha traído muchas alegrías. Más bien me ha alejado de lo que ahora se tiene por gente normal. No obstante sé que jamás podría seguir a esa manada. Prefiero estar solo y mantener mis principios que estar acompañado y odiarme a mí mismo. Hubo una frase que leí por ahí que me asqueó hasta lo indecible "El amor es para la gente que no sabe follar". Y yo digo que el sexo a discreción es para la gente que no sabe amar y eso a la larga es mucho más que triste.
Hay gente que está avezada a la caza y no atiende a complicaciones. Personas que se encuentran en su salsa bailando en el centro de una pista y localizando su presa del día. Realmente el sexo ocasional no parece distar mucho de la masturbación. Yo desde luego, jamás lo sabré. Y si eso me convierte en un raro, en un maricón y en un cobarde ya sabéis por que flanco me podéis atacar.
No ha faltado mucho tiempo para que se me tilde de homosexual por no saber separar el plano emocional del físico. ¿Qué le vamos a hacer, queridos lectores? Vuestro querido bloggero es un antiguo. De los que sería feliz levantándose el chambergo ante dos damas y mirando su reloj de bolsillo para no llegar tarde a coger el expreso de las 5. No me gustan las prisas, no me gusta la presión. Cada cual que juzgue lo que quiera. Mis amigos, defensores a muerte del carpe diem, abogan por una vida más libre y relajada de prejuicios. El problema que veo en esa vida es que no veo esa chispa especial que tanto me encandila de una persona. Cada día es igual que el anterior y cada persona es una réplica de la anterior. Recuerdan pechos, no nombres. Recuerdan posturas, no vidas. Eso es algo que yo jamás podré compartir o entender. Si una mujer me tiene en vilo necesito saber de ella, saber si le ha ido bien el día y si le ha ido mal intentar colaborar. Esta ideología no me ha traído muchas alegrías. Más bien me ha alejado de lo que ahora se tiene por gente normal. No obstante sé que jamás podría seguir a esa manada. Prefiero estar solo y mantener mis principios que estar acompañado y odiarme a mí mismo. Hubo una frase que leí por ahí que me asqueó hasta lo indecible "El amor es para la gente que no sabe follar". Y yo digo que el sexo a discreción es para la gente que no sabe amar y eso a la larga es mucho más que triste.
Hay gente que está avezada a la caza y no atiende a complicaciones. Personas que se encuentran en su salsa bailando en el centro de una pista y localizando su presa del día. Realmente el sexo ocasional no parece distar mucho de la masturbación. Yo desde luego, jamás lo sabré. Y si eso me convierte en un raro, en un maricón y en un cobarde ya sabéis por que flanco me podéis atacar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario