viernes, 18 de junio de 2010

Dolor anónimo

Hace menos de una semana me uní a un grupo en internet que se conoce como: “Jóvenes escritores” Un lugar donde se podían poner en común ideas y los enlaces de los blogs donde tantos esfuerzos e ilusiones ponemos cada día. No era de extrañar encontrar relatos e ideologías interesantes. Aunque donde prima la luz siempre acostumbra a deslizarse la sombra. Yendo de blog en blog y alimentándome de criterios ajenos me estampé de cara contra el espacio de una chica no mucho más joven que yo a juzgar por su cuidada manera de escribir y su impecable retórica. Aunque paladeaba cada línea que mis ojos revisaban mi alma se vio acometida por una profunda tristeza. Al ahondar más en el espacio que tanta curiosidad había suscitado en mí descubrí que aquella muchacha solamente contaba con dieciséis primaveras en su haber. Es entonces cuando me digo: que duro es ser adolescente.

Yo ya tengo diecinueve tacos y he vivido lo mío y aunque me queda mucho por vivir salí cuasi ileso del oscuro pozo que supone la adolescencia. Esta chica por el contrario no parecía tenerlo tan claro. Hablaba de males de amores, de amigas traidoras y chicos crueles. Aunque mi blog no goza de esa pincelada personal que tan necesaria resulta a veces comprendo que alguien pueda necesitar el contar sus penas a gente anónima. Por mi lado he de decirte que me he conmovido. El empatizar con una persona de la que solo sé su nombre se me antoja extraño y familiar a la sazón creando en mí un conflicto de recuerdos y principios. No soy quien para hablar de la vida. No he perdido a un familiar cercano, no he batallado en una trinchera ni he visto como se rompía mi vida a pedazos por suerte. Sin embargo, he sufrido como cualquier otra persona puede haberlo hecho y sé que hay gente que ha llorado más que yo al igual que existen personas con mejor fortuna que la mía. Conocí la traición, conocí la injuria y la injusticia. Me sentí solo y me sentí decepcionado. Existiendo en un mundo que me venía grande y donde solo podía contar conmigo mismo. Un erial bastardo y pleno de serpientes del que deseas salir. Desde el Golfo te mando un mensaje, chica desconocida, aún sabiendo que no lo podrás leer. La ley del más fuerte siempre acaba cayendo por su propio peso y descubrirás que la vida es imposible de dominar. No obstante te curtirás y  la verás venir y cada vez te volverás más inmune a sus golpes. La adolescencia puede ser un valle de flores o una cueva solitaria y llena de tinieblas. Yo escogí la segunda opción y cuando miro atrás veo todo cuanto perdí. No cometas el mismo error.

El fenómeno blog consigue esto. Vínculos anónimos que te permiten conocer los pormenores de la vida de gente de la que no tenías constancia. Sin embargo sus vivencias te hacen emocionarte como si fueran las de tu compañero de tropelías más allegado. Con respecto a esta chica, sus historias carentes de privacidad y tan llenas de dolor me llegaron al alma y ojalá existiera un modo de decirle que todo cuanto sufre es pasajero y que la sensibilidad que la caracteriza es la mayor de las virtudes que una persona en su sano juicio pudiera poseer jamás. Espero que la vida no se encargue de arrancársela de cuajo y escupir sus restos sobre el duro pavimento.

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