Intenta recordar tu nombre. Quien eres. Éste no eres tú. No quien anduvo entre flores y aventura con una sonrisa en el rostro. Ahora no arriesgas. No juegas. No ganas. Solo porque a alguien se le antojó destrozar tu vida desde dentro. ¿Acaso las acciones viles son más valiosas que las bondadosas? ¿Tanto poder tienen para destruir todo nuestro esfuerzo y devolvernos al pozo del que tanto nos ha costado salir una y otra vez? El poder que tienen las malas acciones no se lo da quien las perpetra sino quien las sufre.
Las virtudes que te forjaste a golpe de vitalidad no pueden quedarse aquí. Todo cuanto eres y cuanto tienes se lo debes a la gente que te aprecia pues son ellos los que merecen influir en ti. Los que se preocupan por tu bienestar y solo buscan tu sonrisa. Aquellos que disfrutan con la sal de tus lágrimas solo merecen la más dura y profunda indiferencia. ¿Entonces por qué lloras? ¿Por qué le otorgas la victoria a quien tanto daño te hizo? ¿Me permites darte un consejo? La mejor venganza que puedes descargar contra tus enemigos no está hecha de sangre sino de alegría. Demostrarles que su maldad no hizo en ti mella alguna. Que todo cuanto hicieron fue un error. Eso es lo que merecen y eso es lo que mereces.
"Quien no ve el cielo que tiene enfrente, no merece que se lo muestres"
Proverbio Hindú
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