jueves, 14 de enero de 2010

Polis y cacos

La Real Academia de la Lengua Española define la palabra pirata como “Persona cruel y despiadada” en una de sus acepciones. Qué curioso. Que pronto se afanaron los mismos de siempre a etiquetar a los usuarios informáticos que se descargaban contenidos de internet. Sin embargo yo pregunto: ¿Quién es el pirata aquí? Si seguimos la definición de nuestra ilustre academia a mi me parece que la SGAE (Institución odiada allá donde pisa) roba, atemoriza y coarta más que los usuarios de internet. No será casualidad que busque “ladrones” en google y el primer enlace muestre las dichosas siglas. Canon de copia privada, cierre de páginas web e incluso cárcel. Ah… el famoso canon. Atentado contra la presunción de inocencia e imposición fascista donde las haya. No me extraña que se empeñen en recaudar cada vez más y más incluso cuando sus arcas rebosan de los botines del pueblo. ¿20 € por Bustamante haciendo gorgoritos? ¿70 € por pegar cuatro tiros con un mando en las manos? No os extrañe que España se busque la vida para no vaciarse los bolsillos con vuestras ocurrencias. Unas ocurrencias que no costarán ni la mitad del precio conocido.

Respecto al cierre de páginas webs me quedé petrificado al ver hasta qué punto llegan las afiladas garras de la SGAE. Qué útil el doblegar el sistema penal a nuestro antojo. Si comenzamos a crear leyes anticonstitucionales podemos cambiar el mundo a nuestro gusto y el de nuestros benefactores. Esa es la premisa que sigue esta corrompida organización intoxicada por sus propias funciones. Pues la premisa que sigue el pueblo español es esta: ya tenemos bastante con estar padeciendo los errores de nuestro magnánimo presidente como para que a alguien se le ocurra el arrebatarnos nuestro ocio más accesible. Lo único que no cuesta dinero en este sucio mundo. Aunque si analizo bien mi última frase no me extraña que el gobierno haya metido sus pútridas narices en esto. Un gobierno que se gusta de proteger más a quien luce ante las cámaras que a los verdaderos afectados de este cuento.

Ya no tardarán en cobrarnos por cada click, por cada respiración y parpadeo o incluso por cada paso. Así que aprovechen a leer este blog antes de que lo censuren y esparzan sus cenizas por meterme con quien no debía.

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